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Longchamp preserva su saber artesano sin descuidar la rabiosa
eferverscencia del presente. Y cumple 60 años

Quizás no sea necesaria una gran fiesta de cumpleaños en el Soho para demostar el poder de convocatoria de Longchamp. Es probable que tampoco lo sea remontarse a su tración marriquocera, algo de lo que puede presumir ampliamente, para demostar su solera. Pero lo que sí parece importante para Jean Cassegrain, hijo del fundador de Longchamp y actual presidente de la firma , es ramarcar el concepto de evolución de la casa y afirmar su mirada en el horizonte. ¿´Qué mejor forma de hacerlo que acudir a Jean-Luc Moerman un artista viral con su lenguaje grafico capaz de unir tatuajes, cómics y fraffitis con lo vintage.

Moerman trabaja sobre todas las superficies posibles, por lo que para él era inevitable que un día lo hiciera con el cuero: "Una materia viva en la que el trazo puede penetrar es un soporte único y apasionante", afirma. Su propuesta para ete especial cumpleaños es doble: Moerman Edition, reedición de la colección LM diseñada por Cassegrain pader en 1970, dos bolsos que se podrán adquirir en todos los puntos de venta, y Moerman Original, una seri limitada de 60 piezas pintadas a mano poor el propio artista, que se vende en exclusiva en algunos establecimientos de la firma. En ambos casos, el creador belga ha recurrido a sus caracteristicos grafismos, líneas que se cruzan entre sí formando círculos concéntricos y dan lugar a dibujos de apariencia biológica, que se acercan al muindo de la fantasía.

La onírica colaboración entre Lonchamp y Moerman supopne un broche de oro a la alianza entre el espíritu clásico de los bolsos de la firma y las tendencias de inspiración marcadamente contemporánea. Un festín creativo que la marca con genios como Thomas Heatherwick (creador de zip Bag en 2004), Tracey Emin (reedita Le Pliage en su décimo aniversario) o los bichitos de Geneviéve Gauckler (que en 2005, inundaron la pagina web de Longchamp)